mayo 19, 2008

El Blog de Bécquer


Click, click, click. En la barra de direcciones aparece la siguiente dirección: www.metroflog.com/Judi07

Se carga la página con fondo blanco, y la luz que despide el monitor ilumina la cara de Judith, una preciosísima niña de 16 años. Piel de marfil y ojos azules como el Caribe. Su mirada todavía inocente recorre cuidadosamente cada comentario destinado a acrecentar su ego, todos los machos, al parecer, admiran su inefable belleza y ella como toda mujer, sube a la red, encantada, cada instante capturado en el que se aprecia mejor su superioridad sobre el resto de las otras. Su boca rechoncha y aduraznada, se retuerce en una mueca indescriptible, cuando encuentra entre los comentarios de su última foto unas líneas fuera de lo común. Un tal Gustavo Adolfo Bécquer ha repasado sus fotografías y ha dejado un comentario un tanto extraño, demasiado fuera de lo común como para no dedicarle un tiempo extra. Se quita el fleco negro, que contrasta maravillosamente con su arquitectura facial y dedica especial atención al comentario de Gustavo. 


¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
En mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía eres tú.


Después de varios minutos de seria reflexión, Judith comprendió que aquellas letras encriptadas no eran si no un requiebro a sus ojos. El orgullo de Judith estuvo alimentado desde su infancia por los continuos halagos masculinos a su persona, desgraciadamente el contexto social de la pobre mujer sólo le había permitido recibir vítores sobre las partes más vistosas de su cuerpo, nunca hasta ese día le habían comentado algo a Judith sobre las ventanas de su alma. 


Agradecida y curiosa, Judith buscó con desvelo el blog de Gustavo Adolfo y comenzó a leerlo con afán. Lo demás es historia, Judith se dio cuenta que Bécquer ya tiene un buen rato muerto, y que por lo demás, no se había enamorado de él, si no de la poesía. Termino el bachillerato y estudio letras, hizo una maestría, se enamoró, se casó y subió de peso. Su piel perdió la frescura, y ya nadie aplaudía su voluptuosidad, pero su mirada se sereno y su palabra se hizo bella.


El blog de Judith expiró hace mucho, pero muchas veces en mitad de la clase, recuerda aquel día cuando leyó a Bécquer entre sus comentarios y mentalmente agradece a quien tuvo la delicadeza de sacarla de la caverna con halagos.



mayo 15, 2008

Las reflexiónes de Olegario.

Un golpe seco, bien puesto hizo que el costal se retorciera de dolor. Dos, tres, cuatro, si el costal tuviera expresión leeríamos claramente en ella que no la esta pasando muy bien. Un descarnado joven que ronda alrededor de los 16 años pone su mejor esfuerzo en detenerle el costal a Olegario. Hoy parece no ser su día. Otra vez.

Los pómulos salidos y las ojeras que todo mundo le conoce desde chico logran un efecto muy peculiar en sus ojos saltones, parece que sus ojos están en una cueva, con una ceja levantada Carlos uno de esos chavos desparpajados que les hablan de tú hasta al presidente, intenta, un poco por morbo un poco por amistad investigar si Olegario anda pegando como un campeón porque volvió a los malos pasos. Es un tema que no le gusta a Olegario, y eso lo sabe Carlos, que acostumbrado a los bruscos cambios de conversación de su interlocutor esta vez decide aplicarle la ironía socrática y esperar que Olegario se la suelte como si nada. Un leve pitido en el Casio de Olegario marca la derrota de Carlos, y acompañados de las endorfinas producidas después de un rato de boxeo regresan juntos a los vestidores.

Las casas en la colonia Arboledas 2- una colonia popular de por acá -resultan interesantes a la vista de cualquier foráneo (por lo menos la primera vez), pequeñísimas, están amontonadas una con otra como gente en el mercado, añadido esto a la sinrazón de la urbanización,( las calles están cruzadas unas con otras como en un plato de espagueti) bien podríamos comparar a la colonia con un hormiguero. Cuando uno recorre las mencionadas vías en carro, las bardas de las casas casi rozan con los lados del carro. Existe una diversidad de fachadas que bien podría ser pintoresca; unas son de block otras, de tabla roca y la mayoría de cartón; todas con una amplia gama de colores en pintura ya muy gastada.
Lo más rescatable de la colonia es “la catedral”, y es que en medio de todo el caos, la parroquia se levanta imponente ante el peso de los años y las condiciones de los alrededores. Es una construcción de los 20´s, con paredes lisas muy altas y en la parte de arriba unas decoraciones que intentan imitar un poco el estilo colonial, tiene una torre, al lado muy bonita que sigue la misma línea “colonial wanna be” y una puerta amarilla de madera tallada con unos detalles muy singulares. Si se le quisiera poner un pero a la edificación se optaría por sus colores (rosa mexicano y amarillo) pero viéndola en el conjunto, el color que podría resultar chillón no hace más que resaltar la belleza de la iglesia. Principalmente se debe a que todos los alrededores son de colores pálidos (no por elección, si no por el desgaste del tiempo a la pintura) por eso cuando uno pasa enfrente de ella, le parece que la iglesita esta viva en medio de todo lo muerto, y a más de uno le alegra el semblante. Ahora pasa un tipo con un aire solitario, el gorro de la sudadera que lleva cubriéndose la cabeza nos impide ver su cabeza rapada y su tatuaje de la santa muerte en el cuello. Se le nota cierta pesadumbre en su caminar, ya esta, su cabeza baja nos lo confirma, además cuando levantó la cara para cruzar la calle pudimos confirmar que sus rasgos: nariz ancha y corta, ojos pequeños y amenazadores y la boca -coronada por un bigotillo- torcida en una mueca de preocupación, todo esto nos indica claramente que Olegario se encuentra turbado en lo más hondo.

El trayecto a casa, después del box, resultaba para Olegario un tormento por dos motivos: Uno, porque el cansancio que casi siempre lo invadía al terminar su entrenamiento era bien patente a mitad de camino. Y dos, y el más atormentador, porque era el momento del día en que Olegario le dedicaba a reflexionar. En esos días las reflexiones de Olegario resultaban un martirio porque existía un gran debate en su corazón. Trataba a toda costa de evadirlo porque era un debate muy personal, que repercutía directamente en sus principios morales y amenazaba con transformar su vida inminentemente. Como toda persona ante un conflicto de esta naturaleza, Olegario llevaba meses tratando de ocupar su mente en otros asuntos, esa era una de las razones por las que había entrado al box, y esa era una de las razones por las que golpeaba sin compasión al pobre don saco. Todo esto le resultaba muy bien porque al llegar a casa después de tomar el reglamentario baño, apenas pegaba su órgano auditivo externo a la almohada caía en un profundo sueño que lo alejaba de los problemas de la realidad. Esta técnica le resultó las primeras semanas, cuando el box tenía ese algo de novedad y ocupaba sus pensamientos durante todo el trayecto de regreso, pero un día mientras daba vuelta en la calle 42 y la iglesita se perdía de vista, el problema regresó con mayor fuerza y convirtió en insoportables las caminatas de Olegario.

El día de hoy, por la mañana Olegario se dio cuenta que estaba en un callejón sin salida, que no podía seguir huyendo de su realidad. Así transcurrió el trabajo, pensando en que después del box enfrentaría de una vez por todas su problema, planeo con todo detalle sus palabras y lo que haría una vez terminado lo inevitable. Cuando termino el box, en el cual se mostró especialmente vigoroso, se apresuro a su casa para terminar con todo de una vez por todas. A pesar de estar extremadamente cansado, Olegario llevaba un paso exageradamente apresurado, sin embargo a mitad de camino aminoro la marcha considerablemente, tenía que mantenerse frió, no podía dejarse llevar por la ira mientras efectuaba su plan, su situación lo apremiaba y no veía el momento de verle la cara. Llevaba las dos manos en las bolsas de su sudadera y caminaba como en un estado de sonambulismo. Doblo la calle y vio la casa.

Entro sin hacer ruido y se la topó de frente. Olegario saco sus manos de las bolsas y con un movimiento brusco, abrió el pedazo de papel donde tenía anotados los puntos que quería tocar.
Espero que me disculpe mi atrevimiento por leer cosas que no me corresponden pero resulta imprescindible para el desarrollo de la historia hacerle saber lo que decía la carta de Olegario. Sin embargo, para respetar un poco el pudor metafísico de mi personaje me limito a resumirle los tres puntos que Olegario apasionadamente plasmó en un papel de reciclaje:

Eres inaceptablemente egoísta. Odio a tus papas. Ya no siento nada por ti, me largo.


Se encontraba a punto de entregarle la nota a su mujer cuando el sonido del carro de bomberos de Olegarito le recordó la existencia de tal, de inmediato, como lo había previsto, todo el remordimiento que Olegario llevaba amotinando desde que planeo lo que en estos momentos ejecutaba, empero este se manifestó de una manera mucho más estridente de lo que esperaba. Le arrebato el papel a su esposa y se lo comió, a continuación le regalo un beso apasionadamente fingido y le aseguro que la nota solamente decía cuanto la quería. Olegario abrazo a su hijo, jugó un poco con él al futbol, se bañó y se durmió. El día siguiente, después del box, la batalla comenzó de nuevo.

mayo 10, 2008

Reunión Famliar

El característico sonido que producen las gotas de lluvia al reventarse en un techo de aluminio, mezclado con los sollozos de una cansada mujer de 57 años, es ya teatral. Ahora bien, toda esta sonoridad acompañada del silencio de los 13 hermanos que fueron criados por la señora regala a cualquier ser humano un nudo en la garganta. Mama Pepa lloraba sin consuelo, todavía no lograba deducir que había salido mal. Josefina es de esas personas maravillosas, llamadas desde la cuna a triunfar en todas sus empresas. Con mi habilidad secreta para trasladarme por las 77 dimensiones que se conocen, la vi triunfar en cada una de las vidas alternas que vivió sin saberlo. Fue abogada; doctora, la primera mexicana en Marte, estuvo en un frente popular, e incluso llego a la presidencia por el partido más conservador del País. Su tenacidad y perseverancia adquiridas desde pequeña, y las adversidades que la acosaron (en todas sus vidas) desde pequeña forjaron una luchadora incansable, una mujer hecha de un solo palo. Ahora nuestra pintoresca comitiva de 8 hombres y 5 mujeres, se encuentra como petrificada, la presencia de Doña Pepa siempre ocasiona lo mismo a todos sus hijos, pero esta vez hay algo más. Juana la mayor un poco para pasar rápido el momento tan amargo, un poco por hacer lo que es inevitable, recoge la masa del piso, se desencadena una serie de acontecimientos, Julián apaga el comal y Agustín despacha a los clientes que quedan en el vestíbulo. La minúscula habitación de 8X3 amueblada con una estufa grande, un televisor y un catre, parece apunto de reventar con casi todos los hijos de Pepa apilados con lúgubres motivos.

...Es la primera vez que veo llorar a mi Pepa, ni cuando su primer esposo, el borracho que se la convenció de abandonar su casa y con el que vivió feliz 25 años nos dejo por una niña del salón de Agustín, le vi señales de quebrarse. Pero ahora es diferente, no entiendo bien porque, la verdad no entiendo a las mujeres, pero ahora mi jefa llora como un chavillo... Volteo con mis hermanos para buscar alguna pista, y me confundo más... Unos tienen cara de que ya saben que pasó, y otros parece que reflejan la misma perplejidad que me acosa, al tiempo que los repaso uno por uno con la mirada les dedico un pensamiento. ¡Como los extrañe! ...Solo falta Margarita, me pregunto a que hora irá a llegar… Ya quiero abrazar a la chiquita, solo tenía cuatro años cuando me fui para el otro lado, ahora ya ha de ser toda una señorita… Ah que buen pase me puse antes de llegar… ¿Porque todos me están viendo raro? ¡Ah! Ya entiendo, ahora todos saben porque llora mama menos yo, espera gasparín, déjame pongo mi cara de seriedad mortuoria. Ya esta, un poco mejor… mama parece haber dejado de llorar… y Margarita, ¿No ha llegado margarita? ¿Ya es tarde y si le paso algo? Mejor pregunto...

-Eh raza, ¿y Margarita?

Josefina se desgarro por segunda vez en su vida cuando Javier, al parecer bajo el efecto de algún estupefaciente volvió a preguntar por Margarita. Agustín el mas sensato del grupo se llevo a Javier aparte con un abrazo y le dijo al oído, en confidencia.

-Se fue Javí, se fue. Se escapó con su novio el marihuano .

mayo 09, 2008

Re-Estructuración

Queridos lectores, cambio:


Debido a la inesperada prolongación de la situación Páramo- Lupita, y a que me di cuenta que con una misma cuenta de correo se pueden tener varios blogs. He decidido trasladar la historia de el para a un blog completamente nuevo... El link al blog de el Para lo podrán encontrar en la sección, valga la redundancia, de "links". Cambio.

Los ensayos y demás sin razones que se me ocurran seguirán aparaciendo aquí, en este espacio tan de ustedes como mío.Cambio.

La enfermedad que me aqueja desde que inicio la semana parece ir cediendo, pero obligado a estudiar para mi exámen de selectividad, voy a tener que retrasar el proximo capítulo de Bocanegra para mucho después. Cambio.

Chelas. Cambio y Fuera.

mayo 03, 2008

Emos

La victima fue colocada en su lugar, una expresión neutral poblaba su semblante, ni felicidad, ni miedo, ni nada. Inerte toda ella, se entregaba a su fatal destino sin reservas y me devolvía la mirada estática a través de la distancia. Los verdugos le rociaron de sustancia química y el sacrificado comenzó a arder. Los olores no alcanzaron a llegar hasta donde yo estaba, pero si el sonido de la cerveza de mi acompañante que me regreso a la realidad menos interesante de un viernes por la tarde.

-Mira nomás esos emos, están quemando una piñata- la exagerada risa de mi interlocutor resulto un detonante para toda nuestra comitiva, y de inmediato el bob esponja en llamas se volvió el centro de atención de nuestra reunión.

Las figuras escuálidas contemplaban sin inmutarse los resplandores amarillentos que despedía su pequeña fogata. De no haber sido un bob esponja, la escena me sonaría a un ritual arcano para obtener un resultado favorable en alguna guerra, o a un conjuro complicado de algún brujo demasiado oscuro. Sin embargo el hecho de que el sacrificado fuera un intento de piñata de un personaje con un nivel intelectual lamentable, que sin duda alguna no merecía el odio de nadie y mucho menos de unos adolescentes deprimidos, desvió mis razonamientos a unos rumbos completamente frescos. Me sentí completamente compenetrado con una escena propia de mi época, una escena posmoderna donde lo más solemne -un sacrificio- se mezcla con lo más campechano –bob esponja- y tratando de encontrar algún razonamiento valido para justificar una acción tan poco usual me encontré divagando sobre un tema que de pronto se volvió de mi interés. Emos.

Por lo general todos estamos de acuerdo que los estereotipos son malos, y ante todo, quiero aclarar que con este ensayo no pretendo discriminar ni burlarme de los ya tan vapuleados personajes, al contrario lo que pretendo aquí es ver mas allá de los pantalones entubados, cruzar el fleco que cubre el ojo y ver en el interior, descifrar la tribu urbana, encontrar esos hilos conductores que determinan el proceder del emo (a veces resulta increíble lo ocioso que puedo llegar a ser). Ya con un fin en la mente, y procurando cada vez más divagar menos y pensar más en lo propuesto me di cuenta que lo primero que tenemos que aclarar es ¿Qué es un emo? (Aclaro que la respuesta a esta primera pregunta resultará increíblemente obvia pero de igual manera – se darán cuenta más adelante- necesaria). Es un ser humano, y como todos es definido más ampliamente por sus acciones, sus pensamientos, sus relaciones, su forma de vestir etc.… En inevitable sucesión brinca la siguiente cuestión ¿Quién es un Emo?

Físicamente son identificables a kilómetros de distancia, los célebres pantalones-mallas que suelen usar –también los hombres- , las cadenas con púas, las pulseras del extraño mundo de jack, los tonos oscuros en sus camisetas, y ante todo su esquelética complexión (resultaría interesante encontrar algún emo gordo), el clásico pelo, los aretes en cejas y labios etc.… son algunas características inmutables entre todos ellos. Se compran sus vans de cuadros, o ¿Porque no? Incluso unos converse (de color negro por supuesto). Sus papás no saben que demonios está pasando, y se escandalizan cuando miran a Juanita, su bebé, regresar con un piercing en el labio. Cuando escuchan la música que viene de su cuarto-cueva donde pasa mucho tiempo encerrada sienten (casi siempre) preocupación.

Me atrevo a decir que la mayoría de los emos son solamente por moda, por encontrar identidad y compañía en una edad que puede llegar a ser devastadora, la mayoría siguen siendo bastante normales. A pesar de el aire de fantasía gótica que rodea toda esta sub-cultura, no me imagino aun emo “siendo emo” a cada instante de su vida; imaginarlo llorar por que el cereal que compro su mamá no es lucky charms, o proferir gritos desgarradores como los que se oyen en las canciones emo, cuando mete gol el santos resulta además de chistoso, patético. Y es que la ideología emo en el fondo es muy seria, tan seria que me resulta difícil que un adolescente en búsqueda de sí mismo, la adopte totalmente. Por supuesto que existen sus excepciones, seguramente existen emos convencidos de la ideología de fondo, emos inteligentes dispuestos a defender en lo que creen, y que definitivamente es dificilísimo encontrar pero que de hacerlo resultaría muy interesante conversar con ellos.

El mundo es basura; todos son basura, yo soy basura, tú eres basura, la vida es basura, los perros, los camiones, mis papás, las piñatas. Incluso la basura es basura. Estar deprimido es lo único valido. Las críticas por el perfil psicológico que provoca esta tribu urbana son muy variadas. Su exterior no es más que un reflejo de su interior, baja auto-estima, tristeza constante, tendencias suicidas, es parte de lo que carga un emo en su morral metafísico. Creyentes ateos, superhombres sin voluntad, son una clara exposición de la falta de reflexión, sobre los fines últimos de la existencia. Son hombres viviendo sin sentido. Por esto los encontramos siempre taciturnos viviendo un absurdo que no pidieron vivir, procurando encajar en una sociedad que no quiere verlos. El caso de los emos resalta para mí sobre todas las tribus urbanas por un hecho en concreto, al carecer-la mayoría de ellos- de reflexión, los efectos que sufren nuestros atormentados compañeros se presentan exentos de actitudes tendenciosas, como el producto de una causa-efecto incuestionablemente neutral que sin saberlo siquiera le muestra a toda la sociedad el efecto que esta causando el hacinamiento de las metrópolis, la alienación galopante, la mercadotecnia maquiavélica de algunas corporaciones. Y ya estando aquí me gustaría formular la siguiente cuestión, si la esencia del emo es la depresión por la falta de sentido, ¿No hemos sentido todos alguna vez esa depresión? ¿No hemos sido todos alguna vez emo, al menos por un instante?

La violencia contra los emos esta llegando a límites escandalizantes. Hace poco me platicaron de un video en You Tube donde aparecen unos “caballeros” que sin miedo a las capacidades combativas de una escuálida adolescente la patean hasta la muerte, ¡que tipazos!, la verdad yo preferí perderme tan “interesante” espectáculo, porque este tipo de videos parecen rebajarme al nivel misántropo-cavernicolesco que muestran los autores de semejantes barbaridades. La impresión que produjo en mi estabilidad la noticia de la existencia de el video, fue tal que la siguiente conclusión ya asentada desde hace tiempo en la cabeza por las diversas muestras cotidianas que inconcientemente iba recopilando me impulsó a escribir este articulo.
Definitivamente la sociedad rechaza a los emos. ¿Por qué? Porque son un espejo. Nos muestran nuestro lado que no queremos ver, exhiben sin pudor, nuestra papada o nuestra prominente nariz, (cada quien adjudíquese el defecto que más le convenga) porque son precisamente una muestra exagerada de lo que nos esta pasando a todos. Son una especie de críticos mudos, análogos al realismo del siglo XIX nos muestran su protesta contra la sociedad actual de un modo mucho menos literario pero mucho más fuerte, cortándose las venas. Estamos vacíos y no queremos admitirlo, solo una pequeña minoría se da cuenta, y se viste de negro, y se quita las máscaras de felicidad que muchos solemos ponernos.

Los índices de suicidio son alarmantes, la depresión-que no respeta emos, rokers, punks, o fresas- alcanza límites pandémicos y nosotros, los jóvenes –de todos los estratos, todos los países-, preferimos encerrarnos en antros, fumar hierba, evitar a cualquier costo las reflexiones sobre la realidad que tanto bien hicieron a la humanidad en otras épocas y, ¿porque no?, de vez en cuando ver como patean hasta la muerte a una crítica asfixiada. Luego tomamos un baño y nos sentamos tan tranquilamente a ver un juego de fútbol.